Tan pronto como el café llega a su estómago, sobreviene una conmoción general. Las ideas empiezan a moverse, las sonrisas emergen y el papel se llena. El café es su aliado y escribir deja de ser una lucha. Honoré de Balzac

jueves, 30 de diciembre de 2010

Filosofando...

Cuando las cosas en la vida Parecen demasiado, cuando 24 horas al día  no son suficientes...
Recuerda la historia del frasco de mayonesa y el café.

Frente a su clase de Filosofía, sin decir palabra, un profesor tomó un frasco de mayonesa grande vacío y procedió a llenarlo con pelotas de golf.
Luego les preguntó a sus estudiantes si el frasco estaba lleno. Ellos dijeron que sí. 
Así que el profesor tomo una caja llena de canicas y la vació dentro del frasco de mayonesa. Las canicas llenaron los espacios vacíos entre las pelotas de golf.
El profesor volvió a preguntar a los estudiantes si el frasco estaba lleno y ellos volvieron a decir que sí.
Tomó entonces una caja con arena y la vació dentro del frasco. Por supuesto, la arena llenó todos los espacios vacíos, así que el profesor pregunto nuevamente si el frasco estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron con un “sí” unánime.
El profesor agregó enseguida 2 tazas de café al contenido del frasco y llenó con él todos los espacios vacíos entre la arena.
Los estudiantes rieron. El profesor aguardó un momento y dijo:
“ESTE FRASCO REPRESENTA LA VIDA
Las pelotas de golf son las cosas importantes, como la familia, los hijos, la salud, los amigos, todo lo que te apasiona. Se trata de cosas que, aunque perdiéramos todo lo demás y sólo ellas nos quedaran, nuestras vidas aún estarían llenas.
Las canicas son las otras cosas que importan, como el trabajo, la casa, el auto, etc.
La arena es todo lo demás, las pequeñas cosas.
Si ponemos primero la arena en el frasco, no habrá espacio para las canicas ni para las pelotas de golf.
Lo mismo ocurre con la vida: Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes
Presten atención a las cosas que son cruciales para su felicidad:
Jugar con los hijos
Tomarse tiempo para ir al médico
Ir a cenar con la pareja
Practicar nuestro deporte o afición favorita
Siempre quedará tiempo para limpiar la casa y reparar la canilla.
Ocúpense de las pelotas de golf primero, de las cosas que realmente importan. Establezcan sus prioridades –el resto es sólo arena”.

Uno de los estudiantes levantó la mano y preguntó qué representaba el café.
El profesor sonrió y dijo:
“Qué bueno que lo preguntas... Sólo es para demostrarles que no importa cuán ocupada sea nuestra vida, siempre habrá lugar para un par de tazas de café con un amigo”.

jueves, 25 de noviembre de 2010

La leyenda del café

Según una leyenda conocida tanto por los musulmanes como por los cristianos, en cierta ocasión en que el Profeta Mahoma estaba enfermo, el ángel Gabriel le devolvió la salud y la fuerza al ofrecerle una bebida negra como la gran Piedra Negra que hay en La Meca.
Esta es una de muchas leyendas que subrayan la importancia que ha tenido el café a lo largo de la historia humana.
Se cree que el café se empezó a consumir en las altiplanicies de Abisinia, donde crecía en forma silvestre en su especie llamada Arábica.
Desde Etiopía pasó a Arabia y a la India, probablemente gracias a los peregrinos musulmanes que viajaban a La Meca, ya que las rutas de peregrinación fueron también, por muchos siglos, grandes rutas comerciales.
Cuando los holandeses establecieron sus colonias en Ceilán e Indonesia explotaron en ellas grandes plantaciones de café, propagándolo extensamente. Luego importaron el cafeto y lo aclimataron a los jardines botánicos de Ámsterdam, Londres y París. Desde allí fue llevado a la Guayana holandesa, así como a Brasil, a Centroamérica y a otros países.
De esta manera, en apenas tres siglos, esta infusión pasó del casi total anonimato a ser una bebida universal que muchos personajes de la historia, como por ejemplo Balzac, Voltaire, Bach, Beethoven, Napoleón, Rossini, y otros han consumido en grandes cantidades y han elogiado profusamente.

Una leyenda -quizás más romántica pero a la vez  más fuerte y aceptada- cuenta que un pastor llamado Kaldi se dio cuenta de que sus cabras mostraban un comportamiento extraño después de haber comido los frutos y las hojas de cierto arbusto. Saltaban con mucha excitación y llenas de energía.
Los frutos del arbusto del que, según Kaldi, las cabras habían comido, eran parecidos a las cerezas. El pastor decidió probar las hojas del arbusto y un rato después se sintió lleno de energía.
Llevó entonces algunos frutos y ramas a un monasterio. Allí le contó al Abad la historia de las cabras y de cómo se había sentido después de haber comido las hojas. El Abad decidió cocinar las ramas y las cerezas. El resultado fue una bebida muy amarga y la tiró de inmediato al fuego. Cuando las cerezas cayeron en las brasas empezaron a hervir. Las arvejas verdes que tenían en su interior produjeron un delicioso aroma que hizo que el Abad pensara en hacer una bebida a partir del café tostado, y así nació la infusión que conocemos hoy.